Entrevista con Surinder Sing, profesor de hatha yoga y instructor de profesores de yoga en Rishikesh, India. Son las 8 de la mañana y la cola de alumnos que esperamos para entrar a la clase matinal de Surinder ya ha rebasado la escalera que lleva a la sala, situada en el último piso de un edificio de cuatro plantas, para alargarse hasta la puerta de entrada. Así un día tras otro, y es que la fama de este profesor en Rishikesh atrae a practicantes de yoga de los cinco continentes. Entramos y tras una afanosa tarea por la búsqueda de nuestro pequeño espacio donde colocar el mat, nos disponemos a seguir las instrucciones del maestro. Original del Punjab, este indio Sij se entrega desde el minuto 0 a la instrucción de una clase de hatha intensa y a la vez, profunda. Como un ingeniero del cuerpo y el alma, el que fue un día ingeniero mecánico es ahora un maestro en el arte de corregir las asanas para que cada uno aprenda a sacar el mejor rendimiento de su cuerpo. Según él, sin embargo, la clave de todo reside, dice, en el prana, el instrumento necesario para profundizar en nuestro mundo interior.
¿Cómo llegaste a ser profesor de hatha yoga?
Simplemente creo que es mi karma el que me trajo hacia este camino, porque yo no hice nada activamente para acabar dedicando mi tiempo al yoga. De hecho yo era ingeniero mecánico y estaba muy contento con mi trabajo. Así que estoy profundamente agradecido a Dios y al universo que me han traido hasta aquí.
¿Tu Karma o tu Dharma?
Mi karma, por supuesto, que arrastro de otras vidas. Es este karma, como decía, el que me trajo aquí, y una vez estuve en este camino supe cual era mi dharma. El karma me condujo hacia el sendero yogui, pero fue a través del estudio y del autoconocimiento que comprendí cual era mi dharma.
¿Entonces, cómo empezaste en tu kármico camino del yoga?
Hace unos 15 años, cuando me dedicaba a la ingeniería, empecé a practicar yoga para mi, para soltar tensión y estrés generados por mi trabajo. Aquí en India estamos muy familiarizados con el yoga y todos sabemos de sus beneficios aunque no lo practiquemos asiduamente.
¿Te puedo preguntar tu edad?
Si puedes. Tengo 100 menos 50.
¿Y cómo pasaste de la práctica de yoga a ser profesor?
Empecé sobre la marcha, fui fluyendo. Y doy gracias a mis estudiantes, a mis profesores, a mis gurus y a todos los que me animaron y me animan a seguir. Porque en realidad son mis practicantes mis profesores, es con ellos que aprendo. Con los maestros absorbí mucha teoría y detalles específicos sobre como hacer la posturas, anatomía, etc.. Pero tras la formación no tienes un conocimiento completo. Es necesario pasar a la práctica y dar clases para seguir mejorando día a día, siempre con un respeto profundo hacia los alumnos. Es así como te das cuenta que el profesor real es nuestro propio cuerpo y nuestra mente, y tu eres un mero guía en el aprendizaje de cada alumno. Cada día, observando a los practicantes, veo su evolución y eso me hace evolucionar a mí, y agradezco profundamente este aprendizaje con y para ellos. Y, en segundo lugar, las frases de gratitud que recibo tras la práctica me sirven de inspiración e impulso para seguir en este camino. Si un alumno dice sentirse mejor, yo también me nutro de su bienestar.
¿Entonces, hiciste alguna formación como profesor?
De hecho empecé en el camino del yoga para mi mismo, no para hacerme profesor de yoga, pero fue al empezar a dar clases y tener tan buena acogida que decidí sacarme el título, sinceramente, solo para tener el papel.
¿Y ahora también formas a profesores?
Si, hace unos 7 años que tenía un trabajo a tiempo parcial y el resto del tiempo lo dedicaba a impartir clases en Rishikesh. Yo disfrutaba con mi trabajo de ingeniero, y era muy inspirador para dar mis clases de yoga. Pero fue tan buena la acogida de mis clases que opté por dedicarme a esto exclusivamente e incorporé a mi profesión el TTC (teacher training). Fue un proceso orgánico y natural, nadie me forzó a hacerlo, nadie me obligó, simplemente pasó. Cuando tienes este karma llega el momento en que todo se desencadena, pero no puedes forzarlo, no llega antes. Este era mi karma, que me puso en camino en el momento concreto, y entonces el universo y todos vosotros me ayudáis a seguir transitando en él. A mi me gusta decir que comparto yoga, no que enseño yoga.
¿Cómo preparas las clases?
De manera muy diferente si se trata del curso de profesores o si se trata de una clase normal. En la instrucción de profesores tocamos todos los aspectos, seguimos un programa, etc...mientras que en una lección normal cada día es una experiencia y un rico intercambio de opiniones. Parto de una estructura pero luego me dejo llevar por la energía y las necesidades de la gente ese día concreto. Son grupos muy poco homogéneos, muy variados cuanto edades, niveles y procedencias. Así que tengo que ser muy flexible e intuitivo. Vosotros creáiss la energía y yo trabajo con ella.
¿Y, aunque suene básico, qué es para ti el yoga?
El yoga es la vida, la vida desde el principio hasta el final. Mi objetivo es hacer todo lo que pueda para guiar a mis alumnos en la mejora de su vida, y de la mía también. Contribuir en su formación no solo física, sino sobre todo, en relación a sus emociones y su espiritualidad. El yoga apunta a la parte más elevada de la vida, y es este un viaje de la conciencia en el cual el cuerpo es una herramienta, pero la mente, es la clave. Alcanzarla, observarla y hacerla sutil para seguir andando hacia el moksha, la liberación. Y si sigues en el yoga, tienes que mantenerte creciendo hacia este lugar, no y no solo en el plano físico. Por supuesto que disfrutamos la práctica de asana, porque necesitamos nuestro instrumento práctico afinado, pero el fin último es más elevado, no es cuerpo, es el alma.
¿Crees que los occidentales se centran demasiado en el cuerpo?
Así era hace unos años, pero todo está cambiando y ahora me doy cuenta que los occidentales están dando cada vez más importancia a la parte espiritual, están más sensibles, abiertos y satisfechos, porque experimentan que si se centran solo en el cuerpo no hay diferencia, en realidad, entre el yoga y otras prácticas físicas. Han vislumbrado que la felicidad viene del interior, no del exterior.
¿Qué papel ocupa la meditación?
No tiene sentido el yoga sin meditación. Éste es el fin último de la práctica del yoga.
¿Y cuál es el rol de prana?
A través del prana puedes descubrir las diferentes capas de la mente. Es fundamental para explorar el mundo interior siendo la herramienta para el viaje de la conciencia. Es cuando te centras en la respiracion cuando puedes ir profundamente en ti y conocer la verdad. Sin prana no hay, vida, no hay conciencia. La vida esta siempre allí, pero necesitamos la quietud física para emprender el camino interior y el prana juega un papel muy importante en este viaje.
¿Y de allí, según los sutras, pasamos a pratyahara...?
En pratyahara llevas los sentidos de afuera hacia adentro, es la naturaleza de la mente, estar fuera pero también puede estar dentro. Pasamos de los dos ojos abiertos a un ojo interior a través de ese vehículo que es el prana. A modo de símil, cuando viajamos de un país a otro necesitamos un transporte, del mismo modo, cuando la mente se quiere mover de un lugar a otro necesitamos el prana. Es simple, el cuerpo es burdo, la mente es sutil, necesita algo sutil, ese prana que es el puente hacia pratyahara.
¿Pero no debemos olvidar nunca los yamas y niyamas?
Los yamas y niyamas te ayudan. La naturaleza de la mente es dispersarse, los yamas y niyamas construyen una protección a nuestro alrededor, una fortaleza dentro la cual podemos seguir avanzando. Te respetas a ti, a los demás y de algún modo te permite ser más sutil interiormente. Los yamas y niyamas son el apoyo del dharma, un buen fundamento para la práctica.
¿Que tiene que tener un buen profesor de yoga?
Este es un viaje muy largo ya que llevamos muchas sanskaras de otras vidas, los tenemos que limpiar para poder avanzar. Pero en realidad todos somos almas buenas y puras, y si limpiamos esas impresiones del pasado, todos nos convertimos automáticamente en maestros potenciales. No creo que nadie sea mejor o peor profesor.
¿Cómo te enfrentas a una persona que empieza a practicar yoga?
Tienes que pedirles que empiecen por el cuerpo, por moverlo, ya que no tienen idea alguna de lo que es realmente el yoga, solo creen en el ejercicio físico, y así debe ser. Primero educamos el cuerpo físico, y poco a poco se les lleva a la escucha, y a la respiración para que comprueven que ésta se hace más y más sutil. Vamos a ayudarles a descubrirse a sí mismos, a emprender su viaje. El profesor solo los guía en cómo moverse, les da apoyo, los respeta y sigue su evolución. Cada uno sigue su práctica y el profesor pone un poco de luz.
¿Recomiendas venir a practicar a Rishikesh?
Por supuesto, estamos en las estibaciones de los Himalayas, unas montañas sagradas llenas de swamis y monjes que meditan y que llenan de una energía muy especial estos valles. El río sagrado y limpio, el Ganges, eleva aun más la fuerza del lugar. Además Rishikesh está lleno de escuelas de yoga de todo tipo, de modo que todo el mundo tiene la oportunidad de encontrar la suya. Y además la comida es buenísima y los precios asequibles, así que es un buen lugar para todo el mundo. Además es uno de los sitios más seguros del país.
¿Qué piensas cuando ves las clases llenas hasta los topes de practicantes?
No pienso nada especial. Doy la lección como puedo y la comparto igual, puede ser mas complicado moverme entre los mats pero estoy feliz si puedo ayudar, y si la gente esta contenta lo agradezco a Dios.
Eres profesor de hatha clásico. ¿Qué piensas de las demás disciplinas de yoga?
Me parece muy bien que existan otras líneas de yoga. Yo soy consciente de mi camino, pero respeto que otros tengan otras preferencias, igual que a alguien puede gustarle el azúcar y a otro el picante. Al final nuestras elecciones tienen que ver con nuestro camino kármico, los sanskaras y las vidas pasadas. Pensamos que elegimos pero no es así...
¿Eres feliz?
Soy muy feliz y agradezco sumamente donde estoy. Tenemos que agradecer al universo y a la vida, porque es esta nuestra verdadera naturaleza, la que da las gracias, y no la que pide, pide y pide. No, por favor, agradezcamos y disfrutemos del momento. Dejemos de tener expectativas ya que solo el presente nos hará completos. Así que, santosha. Y a disfrutar.
Entrevista por Clara Arnedo